jueves, mayo 17, 2007

CRONICA DE UN ROMANCE 3

Susana podía ser francamente insoportable cuando se lo proponía y después de tres días completos de asedio, había logrado que Graciela aceptara ir al boliche. Su temor era encontrarse con Camila, no lo había dicho, pero Susana le espetó con su brutal franqueza.

- Hace un mes que no sales, dejate de jorobar, si la ves a esa mina, no le das bolilla…no tiene sentido que te quedes encerrada en tu casa por evitar encontrarte con esa mujer. Mira si por estar en casa, te estas privando de conocer a la que sí puede ser para vos. ¿Cómo vas a conocer a alguien siempre encerrada en casa?.

Tenía razón. ¿Acaso volvería a tomarse un año encerrada en casa, por evitar encontrarse con Camila?. ¿Cómo podía ser que en un mes no hubiera podido evitar pensar en ella casi a diario?. Aquella tarde en la plaza había tomado una decisión, no dejarla entrar en su vida, no podía ser tan cobarde para temer flaquear si la viera.

Se arreglo con sencillez, jeans, camisa blanca, unos mocasines cómodos…nada sensual porque realmente no tenía intenciones de conquistar, sino de pasar un rato fuera de casa, es mas pensaba regresar temprano y pasó por casa de las chicas. Llegaron las tres juntas al boliche.

Era una noche tranquila en el Marbella, no estaba super lleno como de costumbre, por lo que apenas llevaba unos minutos dentro cuando la vio, acompañada de esa mujer que destacaba en ese ambiente por su aire de mujer de mundo, su ropa cara y la soltura con que se desenvolvía. Camila traía una blusa roja pegada al cuerpo, los senos en un primer plano, un jean azul oscuro que le quedaba pintado…era un monumento a la sensualidad, la recorrió con la mirada avida…Susana la codeó:

- Ahí está la tuya.

- No seas tonta – dijo Paula, notando la mirada de Graciela que vislumbraba tristeza y bronca. ¿Dónde estaba toda esa palabrería de querer conocer el amor con ella?. ¿Dónde…si apenas un mes después estaba con esa mujer en aquel boliche vestida de ese modo tan sensual?. Evidentemente, lo único que le interesaba a Camila era el placer, nada mas…no le importaba nada de las personas, todos esos pensamientos cruzaban y se mezclaban en la mente de Graciela, mientras la veía bailar a Camila con Eunice.

- Vamos al pub, dale, me han dicho que pasan buenos videos en la pantalla gigante – invitó Paula, tomándola del brazo, queriéndole evitar el espectáculo. Graciela la miró.

- Sabes que no…sabes que tengo que decirle unas cosas a esa minita.

- No vale la pena.

- Dejala Paula…que la mande al carajo, así se la puede sacar de la cabeza.

- Susana, no eches leña al fuego.

- No, si tiene razón. ¿Cómo pude ser tan boluda?...casi le creo esa tarde en la plaza, que boba soy. Pero ahora le voy a decir lo que se merece.

Cruzó el salón entre la gente, hasta quedar junto a Camila. La tomó del brazo con violencia, tanto que Camila perdió pie y Graciela tuvo que sostenerla, quedando con los rostros casi pegados.

- ¿Qué haces? – murmuró Camila, entre sorprendida y divertida…a que no fuera verdad lo que dijera Eunice al invitarla y por celos Graciela le daba un sí. Los ojos de Graciela se veían más negros que nunca, con chispas de rabia en ellos…con la mano libre, Camila le tomó la nuca y la atrajo hacia su boca, atrapándola con sus labios en un beso violento, pasional…Graciela la besó con rabia, las lenguas enzarzadas en lucha, enredándose. No supieron cuando o cómo Eunice se alejo…cuando separaron sus labios no había nadie junto a ellas.

- ¿Celosa? – murmuró Camila sobre los labios de Graciela que apenas se habían despegado de los suyos.

- Sos una mentirosa y una falsa…todo lo que dijiste…

- No lo soy. Sabes que no lo soy.

- Dijiste que querías amarme…y estás aquí con otra.

- ¿Y no me dejaste tú en libertad?. Yo sigo queriendo amarte.

Camila sabía que tenía de nuevo en sus manos ese minuto para presionar buscando una reacción de Graciela. Volvió a besarla, mientras le pasaba los dos brazos por la espalda, liberada de la mano de Graciela en su brazo, la apretó contra su cuerpo…queriendo que ese beso durara mucho tiempo, para así sentir el calor de Graciela contra sí, buscando excitar a Graciela con esos besos cargados de sensualidad. Graciela la apretó también en tanto en su interior la rabia se transformaba en lujuria, en deseo…esa mujer la encendía.

- Te dije que no aceptaba un adiós…vamos…

- ¿Adónde?.

- No preguntes, solo vamos.

La tomó de la mano, sabiendo que no iba a negarse, no en ese momento…salieron del boliche, a menos de media cuadra, después de doblar la esquina había un motel que trabajaba mayoritariamente con los concurrentes a ese boliche, así que no había problema en que la pareja fuera del mismo sexo. Graciela se dejaba llevar, sin querer pensar, solo queriendo sentir…Camila decidida pidió una habitación y minutos después estaban a solas, una frente a la otra, en ese cuarto modesto con una gran cama en el medio…no necesitaban de nada más.

Se miraron, tocándose el rostro, buscando reconocerse, Camila maravillada de haber logrado vencer la tenaz resistencia de Graciela, Graciela sin pensar…solo sintiendo, dejándose invadir por ese deseo potente que le despertaba esa mujer que tenía enfrente…quería hacerle el amor.

La boca de Camila era un imán y Graciela se dejó atraer, besándola de manera furiosa, pasional, salvaje, mientras le masajeaba los glúteos con las manos; Camila le revolvía el cabello, volviendo a atrapar sus labios si Graciela quería separarse…la situación las estaba poniendo realmente calientes. Camila comenzó a dar besitos en el cuello de Graciela, deslizándose hasta donde la camisa lo permitía…tardo poco en cansarse del juego, y comenzar a desabotonar la camisa blanca de Graciela, dejando al descubierto unos senos pequeños, atrapados en un soutien rosa, que estaban en su máximo tamaño causado por la excitación, Camila olisqueo entre ellos, aspirando el olor de Graciela, conociendo por primera vez cómo olía la mujer en la que no había podido dejar de pensar en los últimos 30 días. Apartó delicadamente la tela que cubría el seno derecho para con la puntita de la lengua rozar el pezón oscuro…Graciela suspiró echando la cabeza hacia atrás, señal que Camila entendió y abriendo la boca, atrapó totalmente el pezón, succionando con calculada fuerza…Graciela sentía su sexo cada vez mas húmedo y caliente.

- Me estás calentando….

- Justamente es lo que busco…déjame llevarte hacia el placer, yo ya estoy caliente y lista para ti – respondió Camila, con los ojos brillantes, sabiendo que Graciela estaba tan excitada como ella, desprendió el soutien rosa y lo tiró en el piso de la habitación, junto a la camisa blanca para poder tener un acceso directo a ambos senos, alternando su boca entre uno y otro con chupones, mordisquitos y lametazos que pusieron a suspirar ruidosamente a Graciela, que era muy sensible a las caricias en sus senos…directamente ligados a su sexo, se estaba poniendo insoportablemente caliente y quería, necesitaba ser calmada. Sus manos se enredaban en el sedoso cabello rubio de Camila, dejándola hacer, Camila hundida entre sus senos, bajaba ahora con su lengua hasta el borde los jeans, lamiéndola, haciendo que el deseo subiera…se detuvo, abrió el jean y lo bajó, se quedó de rodillas con la cara frente a la bombacha de Camila, totalmente humedecida…aspiró el aroma de su sexo y se humedeció aún mas de lo que ya estaba…ese olor despertaba sus mas bajos instintos, quería tirarla sobre la cama y tomarla ya mismo, pero no…no lo quería de ese modo, quería que ese momento fuera caliente pero también algo mas, quería que fuera tierno. Restregó su cara sobre el sexo de Camila, cubierto por la ropa interior, aspirando ese aroma embriagador y difícil de describir…era particular, penetrante, dulzón…

- Quítamelo – ordenó Graciela, y Camila quitó el jean primero, la ropa interior después, quedando Graciela totalmente desnuda ante ella…despertando aún más el deseo de poseerla. Graciela le quitó la blusa y el soutien…quería verla, no tocarla sino verla…admirar el cuerpo menudo, los senos con un tamaño mediano para la estructura del cuerpo, las pecas distribuidas aquí y allá…acarició los senos con ambas manos, mirando a Camila a los ojos, que habían adquirido un tono mucho mas oscuro del que recordaba. Camila la tomó de la mano, fueron hasta la cama y con un suave empujón la hizo quedar de espaldas sobre la cama…a su merced…como una leona fue arrastrándose sobre la cama, quedando sobre ella…

- Estás para comerte…y es justamente lo que haré – murmuró en un tono de voz que destilaba calentura, le cerro la boca con un beso a Graciela sin dejarla responder nada, mientras por primera vez los cuerpos desnudos se encontraban…los senos se masajearon pero no por casualidad, sino porque deliberadamente Camila había calculado que eso pasara antes de besar a Graciela y el contacto de piel con piel la puso casi al borde de un orgasmo. Camila dejó la boca de Graciela y comenzó a recorrer con su lengua el cuerpo, alternando lenguetazos con besos, succionando a la altura de los senos que atrapaba con su boca, fingiendo penetrar con su lengua el ombligo, haciendo que Graciela quisiera que ya llegara adonde se dirigía inexorablemente…cuando la lengua de Camila tocó su clítoris Graciela dejó escapar un profundo suspiro. Camila dejó que su lengua jugueteara por unos segundos con el botón de placer de Graciela con rápidos movimientos, antes de atrapar con su boca la casi totalidad de la vagina, saboreando por primera vez los jugos que en abundancia salían de esa vagina caliente y palpitante. Teniendo cubierta con su boca la vagina, la lengua de Camila se puso en acción, presionando arriba - abajo sin penetrar, pasando por el clítoris en un masaje persistente y con suficiente presión como para que el primer orgasmo sacudiera el cuerpo de Graciela a los pocos minutos haciendo que gimiera con fuerza mientras apretaba la cabeza de Camila hacia su vagina, sintiendo que sus entrañas eran conmovidas por la fuerza de las contracciones…Camila se detuvo, sintiendo en sus labios, en su lengua, la fuerza de ese orgasmo…mirando a Graciela a los ojos, intensamente negros. Cuando los movimientos cesaron liberó a la vagina de la prisión de sus labios, para besar los muslos…Graciela le hizo un gesto para que subiera…Graciela subió besando su viente, los senos, hasta que sus labios se juntaron con los de Graciela, se mordisquearon mutuamente, mientras Graciela desabrochaba el jean de Camila para poder quitarlo…como se le dificultaba la tarea mientras la besaba, dejó de hacerlo, la empujó hasta dejarla boca arriba en la cama, quitó el jean con rapidez, luego la ropa interior que estaba totalmente empapada, dejándola ante ella desnuda…le separó las piernas, y se acomodó entre ellas, de tal manera que sus labios vaginales rozaran los de Camila, y sus senos se masajearan…comenzó a moverse sobre Camila, sometiendo a la vagina caliente de Camila a una masturbación húmeda y caliente que provenía de su propio sexo totalmente empapado por el orgasmo que había tenido hacía pocos minutos…Camila gemía, sintiendo que el orgasmo se acercaba cerró los ojos y se dejó llevar…fue violento, explosivo, salieron tal cantidad de fluidos de su interior mientras daba pequeños grititos que Graciela la miró sorprendida…era la primera vez que le pasaba eso mientras hacía el amor con una mujer. Camila la miró, le pasó las manos por detrás de la nuca y la atrajo hacia sí, besándola de una manera como si se la quisiera comer, con pasión, con lujuria, totalmente caliente.

- Me encantas…me encantas…quiero comerte de nuevo…

- Yo quiero comerte, probarte, tú ya has probado…

- Hagámoslo al mismo tiempo – respondió Graciela, dándose vuelta y colocándose en cuatro sobre Camila, dejando su sexo a la vista y sobre la cara de ella…un segundo después la lengua caliente de Camila estaba de nuevo recorriéndola, mientras ella veía ahora sí totalmente el sexo de esa mujer…hinchado, mojado, invitante…el olor a hembra excitada provocó en Graciela un aumento de temperatura de su propia vagina, que Camila captó, y aprovechó para intentar con su lengua penetrar el interior de Graciela.

Graciela pasó la lengua sobre el clítoris hinchado de Camila, que no podía gemir por tener la boca ocupada y la lengua hurgando dentro del sexo de Graciela…esta a su vez comenzó a chupar ese clítoris, encerrándolo haciendo una O con su boca y succionando, sintiendo que Camila quería retorcerse debajo suyo y al mismo tiempo, aplicarse en su trabajo de penetración con la lengua…ambas cerraron los ojos, queriendo dividirse entre el brindar placer mientras sentían que la marejada del propio placer las arrastraría en cualquier momento. Camila terminó primero llenando la boca de Graciela con abundante líquido, en tanto Graciela la siguió unos segundos después, atrapando casi la lengua de Camila en su interior con los violentos espasmos de su sexo. El cuerpo de Graciela se relajó sobre el de Camila, quedando ambas exhaustas, jadeantes, con las caras a centímetros del sexo de la otra, la habitación plena de olor a sexo…Camila comenzó a acariciar con suavidad los glúteos de Graciela, y sus piernas…Graciela permanecía con los ojos cerrados, disfrutando de la laxitud de su cuerpo satisfecho.

- Me encantó

- También a mí – dijo Graciela mientras se ponía en pie, pretendiendo recobrar el control de sí misma…sintiéndose plenamente satisfecha en el plano sexual, pero avergonzada de haberse dejado llevar por…¿la calentura?. ¿Sólo por calentura había llegado a esa habitación de hotel?. Miraba a Camila, desnuda sobre esa cama…deseando ir de nuevo a amarla, pero no…no era solo calentura sino un deseo que iba mas allá de lo meramente sexual.

- Vení – dijo Camila con una sonrisa que prometía aún mas placer.

- No puedo…es tarde…

Camila gateo sobre la cama, la tomó de la mano y tiró de ella hacia la cama…Graciela se dejó caer sobre el cuerpo desnudo de Camila mientras ella susurraba.

- Claro que podés.

Graciela se dejó llevar por la invitación de Camila a comenzar el segundo round de una pelea que duraría toda esa noche.

* * *

- No puede ser que desaparezcas sin avisarnos, nos preocupas, sabes que al menos podes decir que te vas, te estuvimos buscando por todos lados...además pedazo de guacha, podrías atender el celular, yo que sé que puede haberte pasado.

- Sí mamá – respondió Graciela a los rezongos telefónicos de Susana, dejando que dijera todo lo que quería, acostumbrada a esos síndromes de mamá gallina de su amiga…síndromes que agradecía porque sabía que no venían mas que del cariño.

- No me tomes el pelo. ¿Se puede saber donde estabas?...tu mamá estaba preocupada esta mañana, llamó para preguntar si estabas aquí, le dije que como era muy tarde cuando salimos del boliche te quedaste con nosotras para no molestarles y que ibas en camino, que llegarías para almorzar con ella. Pero me preocupé mucho.

- Sí, escuche tu mensaje al salir del motel que esta a la vuelta del boliche, muchas gracias por la coartada, tomé un taxi y llegué justo para el almuerzo.

Un notable silencio del otro lado de la línea. Graciela se imaginaba el cómico gesto de sorpresa en la cara de Susana, para luego escuchar de nuevo su voz.

- ¡No me digas qué….?

- Si te digo.

- ¿Te fuiste con la rubia al motel?.

- Sí.

- ¿Y ahora?.

- Y ahora nada…fue una noche. Solo una noche.

Eso era lo que le dijo con Camila al separarse en la puerta del motel esa mañana. Camila insistió para que quedaran otro día en verse, Graciela se puso firme en su posición…solo una noche, fue lo que me pediste en aquella plaza…no mas...e hizo uso de todo su autocontrol para no ceder ante la mirada desolada de esos ojos verdes. La acompañó hasta tomar el bus que la dejaría en Punta Arenas, en casa de su esposo, donde pertenecía y regresó a casa cabizbaja, nuevamente con esa sensación de haber empujado fuera de su vida a la única mujer con la que querría compartirla.

- ¿Y cómo fue?.

- Morbosa y encima chusma.

- Si te fuiste con ella, fue por una buena razón.

- Fue fantástico. No te voy a dar detalles.

- ¿Y por qué no vas a verla de nuevo entonces, si fue tan bueno?.

- Porque si la veo otra vez no seré capaz de no tener una relación con ella, y definitivamente yo no soy capaz de dejarla ir con su esposo…la quiero para mí, o no la quiero a mi lado.

- Vos también…habiendo tanta mujer soltera, te vas a fijar en una casada.

- Yo no me fije Susana…el destino la puso en mi camino.

- ¿Por qué no te venís a tomar mate?.

- No, no…me gustaría estar sola. Mañana nos hablamos.

Cortó y se tiró sobre la cama, boca arriba, mirando el techo…recordando cada beso, cada caricia, cada momento de esa noche apasionada que apenas terminaba de vivir. El celular sonó pero no lo atendió. Unos minutos después el zumbido le indicó que tenía un mensaje de texto…tomó el aparato y leyó.

“Gracias por la mas maravillosa noche de mi vida. No acepto un adiós”.

Sonrió y al mismo tiempo una lágrima se deslizó por su mejilla.

* * *

Camilla llegó a casa en las primeras horas de la tarde ese domingo. Fabián estaba en el comedor tomando mate y lo quedó mirando como ida…recordando en ese momento que él le había dicho que llegaría para almorzar. Vio también que él ya se había ocupado del tema comprando empanadas y la estaba esperando para comer y hasta había comprado vino, indicador que esperaba también algo mas esa tarde de domingo, esperaba a su mujercita amorosa y dispuesta. Quizás por eso sonaba tan molesta su voz al decirle.

- Caramba…debiste estar muy entretenida para llegar a esta hora.

- Por favor Fabián, no empieces con boberías. – le dijo mientras lo besaba en la mejilla. El intentó besarla en los labios, pero ella lo esquivó. Los ojos de él expresaron una genuina sorpresa.

- ¿Qué pasa, Camila?.

- No pasa nada…solo que no estoy de humor.

- ¿No estás de humor para besarme después de tres días sin verme?. ¿De dónde venís?.

- ¿Desde cuando te pones en el papel de esposo guarda bosques?.

No solía responderle así a él, pero estaba dolida…dolida por esa única noche tan maravillosa que no volvería a repetirse, dolida porque sabía que no podría hacer flaquear a Graciela nuevamente, porque tal vez esa noche de sexo tan maravillosa había sido un error, y no podía saber el por qué pero eso sentía.

No tenía ganas de estar teniendo esta conversación con Fabián, le hubiera gustado que él no estuviera en casa para poder calmar la tristeza y recomponerse antes que él llegara a casa. Estaba enfadada de verlo allí, en la casa que era de los dos, lo sentía como un intruso en su vida y no le gustaba sentirse así.

Fabián la miraba mientras ella pensaba todo eso con la mirada perdida en cualquier punto y sintió que algo había cambiado entre ellos. El nunca había sentido lo que estaba sintiendo ahora…sentía que de alguna modo que no alcanzaba a entender, estaba perdiendo a Camila. Precisamente desde aquella noche en que ella le mintió diciéndole que no había conocido a nadie. Después de ese día ella había estado mas melancólica que otra cosa, incluso hasta la notaba reticente a tener sexo con él, no era que lo rechazara totalmente pero se las ingeniaba para no propiciar los encuentros…no comprendía la situación, esto era nuevo y no sabía manejarlo…solo una cosa podía estar pasando, algo que lo hacía sentir furioso.

- ¿Estás saliendo con otro tipo?. – espetó enojado.

- ¿Qué?.

- Es eso…tiene que serlo, estas saliendo con otro tipo, por eso estás tan rara. Sabes que eso no lo aguanto, Camila. Me banco tus asuntos con chicas, pero ni se te ocurra tener a otro hombre.

- No seas tan pelotudo, por favor.

Era lo único que le faltaba para completar ese día, que Fabián se mandara una escenita y le acusara de tener otro hombre, cuando hacía años que ni siquiera se fijaba en ellos. Tenía ganas de gritarle que por culpa de él estaba perdiendo la oportunidad de tener a la mujer más maravillosa que se hubiera cruzado en su vida, estaba furiosa. Se miraron como dos perros dispuestos a pelear. Era la primera vez que Fabián le hacía una escena de celos en muchos años…no era un hombre celoso, pero antes de que Camila comenzara a salir con mujeres, cada tanto se ponía celoso de algún cliente del kiosco o de un proveedor que le mostrara mas atención que la normal. Después de que Camila comenzara con sus asuntitos, él se sentía seguro y para nada celoso. La palabra pelotudo fue una señal de alarma para Fabián, porque Camila no usaba ese tipo de lenguaje y nunca antes le había hablado con esa rabia en sus palabras.

- ¿Qué…acaso ya no te gustan los hombres?.

- No.

La respuesta fue directa y sincera, como todas las que Camila daba. Fabián quedó totalmente descolocado. Buscó en los ojos de su esposa una señal de que esa respuesta era una broma, una manera de hacerlo sentir tonto para que dejara de reclamarle, pero ella le sostuvo la mirada sin esbozar nada que le diera pie a su teoría de que buscaba molestarlo.

- No te entiendo Camila.

- ¿Es tan difícil de entender, Fabián?. Ya no me gustan los hombres, no me interesan.

- ¿Te intereso yo?.

- Tú eres mi esposo.

- Carajo, no me estás contestando. Soy tu esposo y soy hombre ¿te intereso?.

La miraba como un perrito apaleado esperando una caricia…Camila se dijo que ya había estropeado gran parte de su vida en ese día, que no había necesidad de estropearla del todo. Se acercó a él, lo abrazó y mirándolo a los ojos le dijo:

- Tú me interesas…si ya no me interesaras, no estaría ahora aquí. Y no me preguntes más, no voy a hablar de ello porque no puedo con lo que me pasa, y no puedo compartirlo contigo. Debo resolverlo sola. Pero aquí me tienes…como siempre, quédate tranquilo.

Salió del comedor y se metió en el baño. Fabián la dejó ir, sintiéndose extraño…no podía reconocer au esposa en esa mujer que estaba ahora duchándose en la casa que era de los dos. Milky ladró a su lado reclamando su atención, pero él no podía ser compañero de juegos de su perra en ese momento. Las reglas del juego habían cambiado sin que él lo notara. ¿Qué estaba pasando?. No había otro tipo OK…¿qué pasaba entonces?. ¿Cómo era esa historia de que a su mujer ya no le gustaban los hombres?. Eso no podía ser posible, una mujer como Camila no podía creer realmente que podía prescindir de los hombres, siempre había sido muy apasionada con él, él sabía que ella disfrutaba realmente del sexo que tenían los dos.

- “Debe estarse tomando demasiado en serio uno de sus asuntitos…eso debe ser…o se ha cruzado con alguna rayada extremista, que le mete ideas raras. Tranquilo Fabián, si no hay otro tipo, tú ganas…solo tenle un poco de paciencia. Ella lo ha dicho, si ya no le importaras, no estaría aquí…no te portes como un bobo, eso no te lo perdonaría Camila jamás”.

Milky volvió a ladrar, esta vez de manera mas exigente, y Fabián salió al patio a jugar con la pelota de goma…sí, le haría caso a Camila, dejándole espacio esa tarde para que resolviera su mente, no quería molestarla. Todo retornaría la normalidad, estaba seguro, como siempre había sido.

* * *

La mayoría de la gente no vive como quiere, sino como puede. El tiempo transcurre rápido, los días se convierten en semanas y estas en meses que también se suman. Hay momentos que viven para siempre dentro de las personas, que tratan de que esos momentos no les lastimen y sin embargo no logran olvidarlos.

Graciela había intentado retomar su vida después de aquella noche en el hotel, a la vuelta del Marbella, lográndolo en apariencia, pero no había pasado un solo día sin que recordara los ojos de Camila, la manera gatuna en que llegó hasta sus labios en aquella cama, su sabor, su olor…le bastaba cerrar los ojos para que las imágenes de esa noche vinieran a su memoria, soñaba con esa noche y despertaba excitada, deseando tenerla consigo. Había ido algunas veces mas al Marbella en esos meses, nunca la había visto a ella, sí había visto algunas veces a la mujer madura que la acompañaba en aquella noche…una vez hasta se sintió tentada de preguntarle por Camila. No lo hizo por vergüenza…hasta podía pensar esa mujer que le estaba coqueteando. Se puso como meta borrar de su mente a esa mujer, pero le estaba resultando tan pero tan difícil. ¿Cómo se podía pensar tanto en alguien que ni siquiera tuvo tiempo de dejar huella?.

Camila había respetado las palabras de Graciela. Esta noche…solo esta noche, no me vuelvas a llamar, no me a busques, eso le había dicho al salir del hotel y exceptuando por ese pequeño mensaje que mandó a su celular aquella tarde de domingo, nunca mas la contactó. Dejó de ir al Marbella porque ya no tenía sentido…si no podía estar con Graciela, no quería estar con otra. Ya no tenía sentido buscar con quién tener sexo, porque con ninguna otra podría sentir lo que había sentido esa noche…esa noche la había cambiado, no podía pensar como antes en una noche de placer sin compromiso ni futuro….quería estar con Graciela, no con cualquiera.

Como eso no era posible, intentaba recuperar el equilibrio en su matrimonio. Fabián parecía haber olvidado la pequeña discusión de aquella tarde, nunca había mencionado mas nada, ni siquiera le preguntaba porque ya no salía, mantenía lo que él consideraba un saludable silencio. Si bien era cierto que estaban alejados en el plano sexual, era algo que él parecía no resentir, por lo que Camila tampoco le buscaba…ya no le agradaba mantener relaciones con él y tampoco le gustaba fingir ante el hombre con el que llevaba tantos años compartiendo su vida. Por eso mismo se hacía la desentendida ante las cada vez mas largas ausencias de Fabián…ya no eran solo los fines de semana, sino también días entre semana que faltaba a la casa, aumento de trabajo decía él…ella no sabía si creerle o no, era mas saludable dejar las cosas como estaban. Lo notaba a él nervioso, ausente, alejando...pero ¿qué derecho tenía ella a reclamarle algo?. La confianza que en un tiempo existía entre ellos ya no estaba, por eso no le preguntaba nada.

Supo las razones de esa rara actitud de Fabián por una llamada recibida en su casa…preguntaron por Fabián Rosas Martirena, ella les dijo que no estaba…la mujer al otro lado de la línea parecía nerviosa y angustiada.

- Dígale que el bebé esta enfermo, María está con el niño en el hospital pero lo necesita.

- ¿Cómo dice señora?.

- El niño de Fabián está enfermo…María no sabe qué hacer y no pudimos ubicarlo de otra manera.

- Le daré el mensaje, no se preocupe – respondió Camila, colgando sorprendida, sin entender…mandó un mensaje de texto a Fabián para que viniera hasta la casa de inmediato si le era posible, que lo necesitaba. Fabián estaba en casa de unos familiares, muy cerca de Punta Arenas y vino enseguida, alarmado…Camila no lo llamaba de ese modo a no ser que algo urgente estuviera sucediendo.

- ¿Qué pasa?.

- Llamó una señora muy nerviosa para ti, diciendo algo sobre un bebé internado y que María te necesita.

Fabián se puso pálido, luego enrojeció, se le cayeron las llaves de la camioneta de la mano. Abrió la boca, Camila no lo dejó hablar…le puso dos dedos sobre los labios, conocía bien a ese hombre y estaba angustiado.

- Ve. Cuando estés libre, vuelves y me cuentas.

- Pero…

- Nada. Ve.

Fabián obedeció. Regresó a la casa a la madrugada, ojeroso, pálido, cansado…era hora de la verdad. Camila estaba esperándolo levantada, preocupada por él, no para recriminarle sino auténticamente preocupada. Se sentaron uno frente al otro en la mesa del comedor, Camila le tomó la mano.

- ¿Cómo está el niño?.

- Bien…se recuperará…la madre se asustó.

- ¿María?.

- Sí…María.

- Fabián…¿no crees que es hora de que echemos cartas sobre la mesa?. El último año nos hemos escondido uno del otro, pero la verdad nos ha alcanzado.

Fabián miraba a Camila a los ojos…esperaba recriminaciones, gritos, enojos…pero se había olvidado que era su esposa, no cualquier otra mujer, y que su esposa apreciaba la sinceridad sobre todas las cosas, por dolorosa que fuera. Tomo aire y soltó su verdad.

- María tiene 20 años. El niño es mío…nació hace tres meses. Viven en Colonia.

- ¿Sabe que sos casado?. ¿Cuánto hace que la conoces?.

- Como un año…no, no lo sabe…no se lo pude contar. Camila, ella me ve de un modo…como hace años tú no me ves…fue un juego, porque no creí que se enamoraría de mí, la conocí llevando a las orquestas a los clubs allá…trabaja en uno.

- Entonces tus ausencias…no eran solo por trabajo.

- No. Iba allá a estar con ella, durante su embarazo, y ahora a estar con los dos.

- ¿La amas?.

- No sé.

- Fabián, eso es sí o no…yo tengo algo que decirte también.

- Ya sé que me vas a decir. Tú ya no me amas. Hace tiempo que lo siento, Camila, tú no puedes esconderte de mí.

- ¿Y qué estamos haciendo entonces, jugando al matrimonio feliz?. Esta relación perdió hace tiempo su sentido Fabián.

Fabián le tomó las manos…le asustaba terriblemente la idea de que se terminara ese matrimonio, donde se sentía tan protegido…tenía miedo de enfrentar otra vida, de comenzar de nuevo en medio de incertidumbres, no quería afrontar la responsabilidad de ser padre de tiempo completo.

- Camila piénsalo…no tiene porque cambiar nada entre nosotros. Yo dejo a María si es lo que quieres, me sigo ocupando del niño pero termino mi relación con ella. Nosotros dos podemos componerlo todo.

- Fabián no podemos ser tan cobardes. Tú tienes un hijo ahora. Yo tengo que aceptar que esta ya no es mi vida, por mucho miedo que me de el futuro...perdí algo muy importante por miedo…no te permitiré cometer el mismo error. No te lo voy a permitir porque te conozco, sé que eres esencialmente bueno y que mereces estar con una mujer que te ame, y esa mujer esta allá en Colonia con tu hijo.

- No me hagas esto, Camila…no me dejes.

- Yo no puedo más Fabián. No puedo más con esta vida, no es la que yo quiero. Por el amor que nos tuvimos…déjame ir. Démonos el permiso para una nueva vida.

* * *

En esa separación Camila perdió muchas cosas. Perdió la casa en Punta Arenas que vendieron, el kiocsco que también vendieron, perdió a Milky que se fue a Colonia con Fabián, tuvo que soportar las preguntas de familiares y amigos que no entendían como el matrimonio perfecto se había terminado.

Ni Fabián ni ella dieron explicaciones, civilizadamente repartieron los bienes comunes. Camila pasó a vivir en Montevideo, en una pensión los primeros meses porque no lograba que le alquilaran un apartamento a una mujer sin empleo, hasta que Eunice supo que vivía así y puso el grito en el cielo, por lo que fue a vivir a un apartamento pequeño propiedad del esposo de Eunice, quién se lo alquiló a un precio irrisorio y sin exigirle garantías por ser amiga de su esposa. Por intermedio de Eunice también consiguió empleo en un kiosco en el Centro, no era gran sueldo, era un comienzo, Camila era consciente de que no podía vivir toda la vida de ese empleo así que comenzó a estudiar nuevamente después de años de no tocar un libro, se inclinó hacia una carrera en Hotelería y Gastronomía que parecía ser de futuro, y que no le llevaba años.

De a poco armaba una nueva vida…una vida donde no dependía de sostener el status de ser la señora de, sino que podía ser lo que ella quisiera…y le gustaba. Le gustaba ser dueña de su tiempo aunque viviera en un apartamento de 25 m2. Le gustaba poder ir donde quisiera, volver a la hora que fuera, sentir que conocía a otra Camila que había obligado a estar recluida durante años.

Una noche de sábado, en que el esposo de Eunice estaba de viaje, ésta vino a buscarla para que salieran a algún lugar. Camila no había vuelto a pisar ningún boliche después de aquel sábado que pasara con Graciela en el hotel…tampoco había vuelto a tener ninguna otra aventura. Desde la separación de Fabián había decidido tener su tiempo sola, sin nadie, hasta aclarar bien que quería para su vida…y cuanto mas tiempo pasaba, las cosas eran muy claras. Eunice la había definido perfectamente “sos una lesbiana que, accidentalmente esta casada con un hombre”. Ahora era una lesbiana libre…sin marido, ni compromiso, ni saltando de una cama a otra…libre y lista para una relación como la que Graciela le había pedido, y no había podido darle. Pero el miedo la ganaba…y no quería conoce a alguien y perder esos recuerdo que la habían sostenido todos esos meses, el recuerdo de esa noche con Graciela.

- Ve tú Eunice.

- Ah, no…usted se viene conmigo.

- No tengo ganas, realmente.

- Tuviste el valor de cambiar de vida y dejar tu matrimonio…¿no tendrás el valor de vivir lo que eres, Camila?. No puedo creer eso. Hace casi dos años que llevas una vida de monja, trabajo y estudio, nada mas…es hora de volver al ruedo.

Camila lo pensó…Eunice tenía razón. ¿Qué podía perder?. Se vistió…en su interior sabía que quería para esa noche…lo sabía muy bien.

* * *

La vida de Graciela también había cambiado en ese tiempo también. Cambio de trabajo, un intento de reconciliación con Ana que abortó en un par de semanas, reconciliación buscada más que nada para olvidar a Camila, más tarde una relación de un par de semanas con Federica, una chica muy pero muy joven que solía ir al Marbella y que había buscado hasta el hartazgo a Graciela, logrando tenerla un par de veces en su cama…veces de las que Graciela se arrepentía nada mas terminado el momento de pasión. No tenía nada en común con Federica, nada de nada, lo dejó bien en claro con la chiquilla, una de las cosas que Camila le había enseñado en esos breves encuentros que habían disfrutado era que lo mejor era ser totalmente sincera. Federica era joven, pero no tonta, supo que no tendría nada de Graciela, así que se convirtió en una buena amiga y cada tanto salían juntas, en el boliche pensaban que eran pareja, Federica no negaba el rumor y como Graciela no tenía interés en conocer a nadie, simplemente dejaba que la voz se corriera, para poder estar en paz las pocas veces que iba allí, en compañía de Federica o con Susana y Paula.

Ese sábado como otros Federica la había invitado al cine, fueron al trasnoche y al salir, insistió para que fueran un rato al Marbella ya que la noche estaba tan linda y hacía tanto que no iba.

- Vamos, no seas así…mira, son apenas las 2 de la mañana, la noche recién comienza, hace mucho que no vamos, esta lindísimo últimamente, vas a pasarlo bien.

- OK.

Fueron. Federica estaba con ánimo fiestero y apenas entraron pidió un trago. Invitó a Graciela, que se dejó llevar un poco, mientras bailaban divirtiéndose en medio de la pista…formaban una pareja llamativa, mas que nada por Federica que atraía donde quiera que fuera. Tan llamativa, que Camila las vio apenas entró al lugar. Graciela tomaba de un trago y Federica reía, tomándola del hombro.

Graciela sintió la mirada…levantó la cabeza y sus ojos se cruzaron con los de Camila…una Camila cambiada, con el cabello corto, diferente y al mismo tiempo igual a cómo la recordaba. Acompañada de esa veterana elegante que era habitué del lugar, y que apenas entrando se fue a conversar con un grupo de mujeres, en tanto Camila permanecía allí de pie…mirándola a los ojos.

- ¿Vas a bailar o vas a cargarte a esa rubia?.

Graciela miró a Federica, volviendo a la realidad. Federica le tocó la punta de la nariz con el dedo índice, risueña…conocía a Graciela como para saber que estaba impactada.

- ¿Quieres ir atrás de la rubia?.

Graciela asintió. Federica se encogió de hombros…si era lo que Graciela quería, no había más que hablar. Se fue a la barra, y en unos pocos minutos una chica más o menos de su edad se acercó a hacerle una pregunta tonta, en la táctica mas conocida del ambiente para iniciar una conversación.

Graciela miró a su alrededor…no veía a Camila. ¿Había sido un producto de su imaginación?...no, la había visto…esos ojos, ese rostro estaban grabados a fuego en su mente…comenzó a caminar entre la gente, buscándola…no podía haberla perdido, no quería hablar con ella solo quería poder verla de lejos, porque seguramente Camila seguía casada…caminaba entre la gente, sin encontrarla…y sintió esa mano en su hombro, y la voz suave que tan bien recordaba murmurando en su oído:

- ¿Me buscas a mí?.

Cerró los ojos, un ligero temblor recorrió su cuerpo con el solo contacto de esa mano en su hombro…la respiración de Camila en su cuello le traía hermosos recuerdos.

- ¿No quieres verme que cierras los ojos?.

Abrió los ojos y se encontró con el rostro de Camila muy cerca del suyo. Era un rostro igual y diferente…había nuevas líneas de expresión, el cabello corto le daba un aire mas maduro, los ojos habían perdido la expresión totalmente despreocupada tenían otro aire mas seguro, mas aplomado.

- A ti te buscaba…y sí quiero verte.

- Bailemos – invitó Camila…era la manera de saber si Graciela estaba o no con esa chica…si aceptaba tenía su oportunidad, y esta vez podía ofrecerle a Graciela lo que buscaba. Por respuesta Graciela la tomó de la mano y fueron al medio de la pista a bailar mirándose a los ojos, tocándose como al descuido. Le gustaba el juego a Camila pero quería algo mas…se acercó propositivamente a Graciela, hasta quedar casi pegada a ella y le dio un rápido beso en los labios.

- Estás tal como te recordaba.

- Tú estás diferente.

- ¿Se nota?.

- Sí.

- En algo sigo igual – murmuró Camila sobre los labios de Graciela antes de volver a besarla profundamente, apasionadamente, reviviendo todo aquello que las había hecho apasionarse años atrás, Graciela pasó los brazos sobre los hombros de Camila y continuaron besándose por un largo rato. Era como si el tiempo no hubiera pasado, les seguía provocando las mismas sensaciones el besarse, el tocarse. Se miraron a los ojos al separase, Camila sonrió…esta vez no habría adiós.

- ¿Estás con esa chica?.

- No. ¿Y tú?. ¿Estás con la señora elegante?.

- No. Estoy sola.

Graciela no entendió las palabras de Camila…pensó que esas palabras de Camila eran una insinuación para otra noche de pasión. Lo pensaba mientras Camila la miraba directo a los ojos, esperando esa chispa de compresión que no llegaba. La tomó de la barbilla y repitió las palabras muy despacio.

- Estoy sola, libre, sin esposo y aún quiero saber cómo se siente amar a una mujer y quiero aprenderlo contigo.

El resto de la gente, la música, todo desapareció en ese momento para Graciela…la vida le ponía la asignatura pendiente frente a ella…sola y libre, y por lo visto asumida como lesbiana…no podía perderla esta vez, de ninguna manera.

- Yo tengo que aprenderlo también…enséñame – fue la respuesta que Graciela le dio a Camila y volvieron a besarse, comenzando a caminar en terrenos nuevos y extraños para ambas, dejando atrás a partir de ese beso una vida para comenzar a construir su vida…juntas.

FIN

No hay comentarios: