Samantha fue disgnosticada con el VIH a la edad de 17 años. Después de terminar la Escuela Secundaria Básica de Menores, en 1996, ella dejó la casa de su madre para ir a vivir con su padre. Eso no funcionó y pronto ella estaba en la calle sin poder ir a ningún otro lugar que donde su novio.
Él fue su tercer encuentro sexual, pero “Yo no sabía nada acerca de sexo”, ella dijo. “ Los dos primeros no fueron nada – solo encuentros de una vez.” La tercera vez se convirtió en su relación de verdad.
Ella se quedó con su novio por dos años y quedó embarazada a los 16. Pero ella sabía que todo no estaba bien. Su novio se enfermaba muy a menudo y tenía sudores en las noches, “problema” con sus glándulas y escalofríos. Samantha comenzó a preguntarse por qué siempre ellos hacían el amor en la oscuridad.
Entonces, la mamá, hermana y primo de él murieron con el SIDA en poco tiempo. Samantha corrió directo al médico, quien encontró que tenía una enfermedad venérea y recomendó un análisis de VIH. En esa época Samantha ya había dado a luz a una niña. Ella no se analizó hasta 1998.
Después que el análisis dió positivo, Samantha creyó que se volvía loca. Ella se deprimió y finalmente se retractó completamente. Finalmente se integró a una grupo de apoyo para las personas que viven con VIH/SIDA y comenzó a aprender como vivir. Por suerte, su hija resultó negativa y ahora vive en un hogar para niños.
Samantha dejó a su novio y ha hecho una vida por su cuenta. Ella construyó una casa de tres pisos con el dinero que recibió trabajando en un restaurante y de su novio. Ella terminó exitosamente un curso de computación y tiene planeado convertirse en consejera.
“Para mi , VIH es como una prueba,” ella dijo. “ La gente comienza a vivir más tiempo con el VIH, tu solo tienes que quererte a tí misma y ser feliz.”
Fuente: Bonnie Khan, “ Viviendo positiva”. [Trinidad] Express ( Ocubre 10, 2000):23
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