XII (DEDICATORIAS)
Sé que estás leyendo este poema
tarde, antes de dejar tu oficina
de la única lámpara amarillo intenso
y la ventana que se va oscureciendo
en la lasitud de un edificio fundido al silencio
mucho después de la hora pico.
Sé que estás leyendo este poema
parada en una librería lejos del océano
en un día gris del principio de la primavera,
débiles copos arrastrados por los enormes espacios
de las planicies a tu alrededor.
Sé que estás leyendo este poema
en una habitación donde demasiado ha sucedido
como para que lo soportes
donde las sábanas se enroscan estancadas en la cama
y la valija abierta habla de huida
pero todavía no podés irte.
Sé que estás leyendo este poema
mientras el subterráneo pierde velocidad
y antes de subir corriendo las escaleras
hacia una nueva clase de amor
que tu vida nunca permitió.
Sé que estás leyendo este poema a la luz
de la pantalla del televisor
donde imágenes sin sonido se sacuden y deslizan
mientras esperás el noticiero de la intifada.
Sé que estás leyendo este poema en una sala de espera
de ojos encontrados y que no se encuentran, de identidad con extraños.
Sé que estás leyendo este poema con luz fluorescente
en el aburrimiento y la fatiga de jóvenes contados,
que se descuentan a sí mismos, a una edad demasiado temprana.
Sé que estás leyendo este poema con tu vista debilitada,
los gruesos
lentes agrandando estas letras más allá de todo significado
y sin embargo seguís leyendo
porque hasta el alfabeto es precioso.
Sé que estás leyendo este poema caminando por la cocina
calentando leche, un bebé llorando sobre tu hombro,
un libro en tu mano
porque la vida es corta y vos también tenés sed.
Sé que estás leyendo este poema que no está en tu idioma
adivinando algunas palabras mientras otras te hacen seguir leyendo
y quiero saber cuáles son esas palabras.
Sé que estás leyendo este poema escuchando,
desgarrada entre la amargura yla esperanza
volviendo una vez más a la tarea que no podés rehuir.
Sé que estás leyendo este poema
porque ya no queda otra cosa que leer
ahí donde aterrizaste, desnuda como estás.
* * *
Porque ya no somos jóvenes, las semanas han de bastar
por los años sin conocernos. Sólo esa extraña curva
del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.
¿Caminé yo acaso por las calles en la madrugada, a los veinte,
con la piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?.
¿Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad
atenta al futuro, como ahora aquí, esperando tu llamada?.
Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.
Son eternos tus ojos, verde destello
de hierba salvaje refrescada por la vertiente.
Sí. A los veinte creíamos ser eternas.
A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites
.Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,
y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,
y en algún lugar nos ayudaremos tú y yo a morir.
* * *
XII. Twenty-One Love Poems
Durmiendo, girando incesantes como planetas
en sus praderas nocturnas:
un roce es suficiente para hacernos saber
que no estamos solas en el universo, aún dormidasl
os fantasmas del sueño de dos mundos
cruzan sus pueblos fantasmas, casi hablándose entre sí.
Despierto al susurro de tus palabras
dichas a años luz o años sombra
como si mi propia voz hablara.
Pero tenemos voces diferentes, aún en sueños,
y nuestros cuerpos, tan parecidos, son sin embargo diferentes
y resuena el pasado a través de nuestras venas
cargado con lenguajes diferentes, sentidos diferentes,
pero cualquier crónica del mundo compartida
podría ser escrita con un sentido nuevo:
éramos dos amantes del mismo género,
éramos dos mujeres de la misma generación.
* * *
Poema emergente, sin número
Pase lo que pase, vivirá en mí
tu cuerpo. El ondeante ejercicio de tu amor,
sensible, frágil como la fronda apenas enroscada
del helecho en espiral en los bosques
recién dorados por el sol.
Amplios, tus muslos, viajeros nobles y generosos
donde mi rostro entero se hunde una y otra vez...
La sabiduría honda y la inocencia de esa morada
descubierta para mi lengua...En mis labios, el ritmo
tembloroso e insaciable de tus pechos...
Sentir tu mano en mí, firme, protectora,
descubriéndome, con la fuerza de tu lengua
y tus dedos finos llegando allí, donde te esperé siempre,
en mi fondo húmedo y rosa.
Pase lo que pase,ahí estarás tú.
* * *
Anotaciones finales II
Me despierto en tu cama. Se que he estado soñando.
Temprano la alarma del reloj nos ha separado,
Tu has estado trabajando en tu escritorio toda la mañana. Sé lo que he soñado:
Nuestra amiga la poeta viene a mi habitación
Donde he estado escribiendo por días,
Bocetos, carbonillas, poemas desperdigados en todas partes,
Y yo quiero mostrarle un poema
Que es el poema de mi vida. Pero vacilo, y me despierto
Tu me has besado los cabellos para despertarme.
Yo soñaba que tu eras un poema, quiero decir, un poema que yo quería mostrarle a alguien...me río y caigo en sueños nuevamente
con deseos de mostrarle a todo el mundo que amo,
Para introducirnos abiertamente juntas
En el influjo de la gravedad, que no es sencillo,
Que el elevado viento transporta al césped alado por un largo camino
* * *
XX
Aquella conversación que siempre estuvimos a punto
De tener, está girando en mis pensamientos,
Durante la noche el Hudson tiembla bajo las luces de Nueva Jersey
El agua contaminada reflejando también la luna
Y yo distingo a una mujer
Que amaba ahogándose en secretos, con una temible herida
Alrededor de su garganta que la rodea tal como los cabellos.
Y esa es ella con quien he intentado hablar, cuya herida, expresa en su rostro
Volviéndose a un lado de dolor, es arrastrada cada vez mas profundo
Donde no me puede escuchar,
Y enseguida me doy cuenta yo que estaba hablando con mi alma.
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