Es hora de despertar, abre tus párpados
A lo lejos la luciérnaga aguza sus luces
Y el asfódelo pálido lanza suspiros de amor
Llega la noche, de prisa mi extraña compañera
Que la luna ya verdeó el azul de la montaña
Ya que la noche es nuestra como para otros el día
Yo no entiendo, en medio de los bosques taciturnos
Y la flor de acónito en las blancas y frías colinas
Exhala sus perfumes y venenos íntimos
Un árbol atravesado por el suspiro de los abismos
Tiende sobre nosotras sus ramas arqueadas como dedos
El azul nocturno pasa y se expande... A esta hora
la alegría es más ardiente y la angustia es mayor
el recuerdo es bellos como un palacio destruido...
Fuegos fatuos correrán a lo largo de nuestras vértebras,
ya que el alma resucita en lo profundo de la oscuridad,
y nos volvemos iguales a la noche.
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