De tu vestido de largos pliegues flotantes Fluyen todas las fantasías Y tu me regalas la primavera Con tus manos claras y ligeras Tengo miedo de ese estremecimiento nacarado de tus frágiles senos, yo no toco más que temblando tu cuerpo sagrado tengo miedo del encanto de tu boca. Me siento crecer como un dios Cuando, bajo mi orgulloso abrazo El dulce azul dañado de tus ojos Se desvanece, frescura apagada. Pero cuando tan blanca entre mis brazos A mi grito de amor que desfallece Tu sonríes y no respondes, Tus ojos cerrados me hielan el alma... Tengo miedo- es el remordimiento espectral Que el éxtasis no sabría acallar- De hacerlo podría dañarte Con una caricia involuntaria. |
martes, mayo 29, 2007
Poema Canción
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