jueves, junio 07, 2007

LAS OTRAS Y NOS(OTRAS)



En el movimiento de mujeres trabajamos contra el maltrato y por los derechos de todas las mujeres. Sin embargo, sucede que las diferencias entre nosotras - diferencias de edad, de color de piel, de posición social, de lugar donde vivimos, de condición física, de nivel educativo, de orientación sexual, de origen nacional, de religión, hasta de ideología política también nos afectan. Incluso, perjudican las relaciones entre mujeres en el seno del propio movimiento.

Esta sección visibiliza y analiza cómo estas desigualdades y nuestros prejuicios sobre las diferencias, nos llevan muchas veces a actitudes discriminatorias, tensiones y maltrato entre nosotras, a veces llegando hasta la exclusión de ciertas mujeres de la lucha de nuestro movimiento. Esperamos que los diferentes testimonios y opiniones presentadas aquí nos ayuden a superar la discriminación entre mujeres, para lograr en nuestro movimiento una verdadera diversidad con equidad.


Palabras clave

Lesbiana: una mujer que se siente atraída por las mujeres y que establece relaciones sexuales y de pareja con otra mujer.

Homosexual: un hombre que se siente atraído por los hombres y que establece relaciones sexuales o de pareja con otro hombre.

Bisexual: una persona mujer u hombre que se siente atraída tanto por mujeres como por hombres y que establece relaciones sexuales y de pareja con otra persona independientemente de su sexo.

Heterosexual: una persona que se siente atraída y/o establece relaciones de pareja con una persona de otro sexo: una mujer, con un hombre, un hombre, con una mujer.

Lesbofobia: miedo y/o rechazo hacia las lesbianas o hacia mujeres de quienes se sospecha que son lesbianas.

Se supone que en el movimiento de mujeres luchamos por los derechos, incluyendo los derechos sexuales, de todas las mujeres, incluyendo a las lesbianas y las bisexuales.

Sin embargo, algunas personas (¡casi siempre los hombres!), a quienes no les gusta que las mujeres luchemos por nuestros derechos, nos acusan de ser lesbianas, sólo por el hecho de salir del rol tradicional que nos han asignado. A nadie le gusta ser acusada de lesbiana porque hemos aprendido que ser lesbiana es malo, es ser "anormal", "enferma", "pecadora" y otro sinnúmero de cosas.

Entonces, surge una contradicción o, por lo menos, una incomodidad: ¿cómo luchar por todas las mujeres, cuando nosotras mismas tenemos nuestras propias dudas, miedos y prejuicios sobre el tema?.

En este artículo, mujeres lesbianas, bisexuales y heterosexuales comparten con La Boletina sus pensamientos y experiencias. Nos cuentan cómo han vivido los prejuicios de los demás y suyos propios; cómo han comenzado a cuestionar estos prejuicios, la manera en que los lograron superar y al final, describen cómo quisieran que sea la relación entre las lesbianas y las mujeres heterosexuales dentro del movimiento de mujeres.


Cómo hemos vivido la discriminación
Hablan mujeres lesbianas y bisexuales

* No me atrevo a decir a nadie que soy lesbiana por que me da miedo que me maltraten, como tantas veces he visto maltratar a otras lesbianas.
* Aunque desde muy joven me di cuenta de que me gustaban las mujeres, me comportaba como heterosexual, porque me dijeron que me tenían que gustar los hombres. Quise que me gustaran los hombres porque quería ser aceptada.
* Durante el tiempo que tengo de vivir como «diferente", como mujer adulta y lesbiana, no he dejado de sentirme discriminada y reprimida. A pesar de que estoy tratando de vivir sin meterme con los demás, es imposible evitar que los demás se metan con una. Por ser diferente en mi opción sexual, he sido objeto de odio directo y encubierto, es una acción tan agresiva que lesiona la dignidad humana, lesiona la vida misma y también crea lesiones psicológicas. Muchas veces a los homosexuales y lesbianas la sociedad nos enferma, nos tortura, y al final, nos mata. ¡¿Quién no se volvería loca en una sociedad donde nos ven como enfermas, como incompletas, como transgresoras, como ilegales y depravadas, sólo por imaginarse nuestra sexualidad?!.
* Dentro del movimiento de mujeres me he sentido tolerada, no aceptada por completo sino tolerada, en el sentido que se supone que luchamos por los derechos de las mujeres, pero no todas comparten la opinión de que todas tenemos derecho a vivir nuestra preferencia sexual.
* Como lesbiana, creo que nunca he tenido lesbofobia internalizada. Salí con hombres para que no me discriminaran por ser lesbiana pero en mis adentros siempre supe quién era yo.
* Las experiencias de discriminación que he vivido en el movimiento de mujeres han sido sutiles: unas miradas, unos cuchicheos... Sin embargo, para mí han sido muy dolorosas porque yo no esperaba vivir la discriminación en este espacio, porque una cree que, supuestamente, somos conscientes y no debemos discriminarnos.
* El hecho de ser lesbiana inmediatamente implica ser una "cosa rara". Me tratan diferente: murmuran a mis espaldas, tienen cuidado al acercarse, como si el lesbianismo fuera una enfermedad contagiosa. Algunas mujeres incluso me quitan la palabra. Hay miedo a lo desconocido y como el lesbianismo tiene que ver con la sexualidad, el miedo es todavía mayor.


Lo que nos enseñan a sentir y pensar
Hablan mujeres heterosexuales.

* En el barrio donde yo crecí había una muchacha diferente a las demás. Se vestía diferente, actuaba diferente. Le decían "cochona" y las chavalas jamás querían que jugáramos ni platicáramos con ella, ni que ella fuera a la casa de ninguna de nosotras. Yo también la llamaba "cochona" sin saber qué significaba la palabra, hasta que mi hermano mayor me explicó que ella perseguía a las mujeres y las enamoraba como un chavalo. Yo tampoco me atrevía a acercarme a ella, no me decidía ir en contra de las reglas, pero al mismo tiempo, eso de tratar mal a esta muchacha por su manera de ser siempre me pareció injusto.
* El rollo de las lesbianas no tiene nada que ver conmigo. Hay cosas más importantes: la violencia, la extrema pobreza... ¿Qué me importa con quién quieren tener sexo?.
* Cuando empecé a trabajar con el movimiento de mujeres, algunas de nuestras actividades implicaban trabajar con las lesbianas. Recuerdo que varias compañeras de trabajo estaban enojadas, porque temían que por eso les "iban a confundir con estas tipas", había mucho rechazo. Cuando yo tenía que tocar este tema en mi trabajo, pensaba que me era imposible, tenía mucho miedo y trataba de alejarme, no quería meterme en eso.
* Para mí ha sido difícil manejar mi propia lesbofobia, porque tengo miedo de que, al exponer mis prejuicios, puedo ofender y hacer sentir mal a personas a quienes tengo cariño. En una actividad de reflexión me atreví a decir que no me gustaban ni los hombres afeminados, ni las mujeres hombrunas... Y me sentí bien al decirlo, porque fui sincera.
* Yo creía que no tenía problemas con el asunto de la lesbofobia pero luego me ocurrió algo que me tambaleó toda. En una ocasión una amiga mía muy querida me dijo: "Anoche soñé con vos, soñé que nos estábamos besando". Yo no le puse mente pero después ella me volvió a platicar que me tenía mucho afecto, que había sentido deseos de acariciarme y de tener un acercamiento sexual. La verdad es que me movió el piso. Yo la quiero mucho, me gustaría ayudarle, pero lo que quiero es alejarme de esta situación y no volver a propiciar un encuentro así. Me he preguntado si eso también es un prejuicio.


Qué sucede cuando comenzamos a cuestionar los prejuicios
Hablan mujeres lesbianas y bisexuales.

* Cuando acepté que yo era lesbiana y lo dije públicamente, algunas personas comentaron que en el movimiento de mujeres "me habían pervertido" y que ahora "estaba de moda declararse lesbiana". No comprendieron que era una decisión muy personal y muy seria.
* Me enamoré de una compañera de trabajo y me le declaré. Ella se puso muy triste y me dijo que por qué estropeé una amistad tan linda, que ya no podía confiar en mí... Me dolió mucho pero lo superé. No lamento habérselo dicho, porque perdí el miedo a ser lo que soy, eso es lo más importante.
* Me doy cuenta de que una parte de nuestra respuesta sexual es fisiológica y la otra parte es aprendida. Nos enseñan qué se hace, cómo debe ser el coqueteo, cómo declararnos, cómo tener una relación sexual... Entonces, si una quiere explorar una opción diferente de la heterosexual, se siente como amarrada o encasillada, no sabe cómo actuar. Por ejemplo, yo nunca en mi vida he tenido el valor de decirle a otra mujer que ella me gusta, realmente no sé cómo hacerlo. Creo que en esta situación de represión es mucho más difícil explorar las opciones sexuales o vivir una relación tranquilamente.


Hablan mujeres heterosexuales

* Por defender públicamente el derecho a tener diferentes opciones sexuales, perdí al ochenta por ciento de mis amistades, muchas personas me dieron la espalda, incluso mi novio, que era mi primer gran amor Casi me expulsaron de la universidad, mi padre me dejó de hablar por dos años, dijo que prefería que yo me hubiera muerto al nacer, que yo era una zorra Todo eso fue tan doloroso, tan fuerte, tan brutal, que mi primera reacción fue defenderme, salir a la luz pública gritando: "No se enreden, no soy lesbiana, yo tengo novio". Y la gente decía que eso era pura farsa, porque las lesbianas se esconden detrás de un novio, les pagan a los hombres para que finjan Realmente sentí que el mundo se me acabó, no sabía dónde meterme, me sentía agredida.
* Pienso que una gran parte de la resistencia a hablar del tema, tiene que ver con el hecho de que muchas mujeres nos cuestionamos muy adentro de nosotras mismas qué tan heterosexuales somos. No todo mundo está dispuesto a reflexionar sobre el asunto porque entra en juego un montón de cosas, incluyendo a tu propia relación de pareja. Es más fácil acomodarse a una situación de privilegio, en lugar de complicarse la vida queriendo explorar otras opciones.
* Por una relación muy cercana que tuve con una amiga mía, la gente pensó que yo era lesbiana. Me estaban mirando y criticando y yo no tenía las herramientas para manejar eso. Me daba miedo, me imaginaba que me estaban viendo como un monstruo. Esta experiencia me hizo mucho más consciente de lo que significaba para mis amigos homosexuales y lesbianas no poder vivir su opción sexual y afectiva abiertamente, tener que disimular siempre y enfrentarse al cuchicheo.

Superando los prejuicios Hablan mujeres lesbianas y bisexuales.

* Soy bisexual, actualmente tengo una relación lésbica. Si no perteneciera al movimiento de mujeres, eso me hubiera causado un conflicto interno muy profundo. El movimiento me dio el entendimiento teórico del asunto, me dio conocimiento y el conocimiento es el poder.
* Hemos internalizado tanto la discriminación que muchas veces pensamos que todo el mundo nos va a escupir y nos va a maltratar. Cuando un grupo de lesbianas estuvimos promoviendo una acción para pedir justicia en el caso de Aura Rosa Pavón (ver la historia en La Boletina No. 43), joven lesbiana que fue asesinada por su opción sexual, a mí me costó exponerlo a la Red de Mujeres contra la Violencia. Creía de antemano que no iban a solidarizarse ni nos iban a apoyar. ¡Cuál fue mi asombro cuando vi que todas las mujeres estaban conmovidas y repudiaron el asesinato! Gracias a la incidencia de la Red, hemos logrado justicia, el jurado condenó a los acusados a la pena máxima. Eso me dejó la lección de que no todo el mundo está contaminado por la discriminación. Ahora sé que sobran manos y voces que se alzan con las nuestras. Hablan las heterosexuales
* Con el tiempo me acerqué más al feminismo y ya no miraba a las lesbianas con morbo sino que comencé a comprender que son personas iguales que las heterosexuales. Una vez una muchacha lesbiana de mi barrio llegó de casualidad a la casa de mi familia. Le dije que entrara, que se sentara, y todo mundo me quedó viendo, me pelaron los ojos, como recriminándome.
* Cuando una está en el proceso de quitar prejuicios y abrir posibilidades, eso te lleva a un proceso de cuestionar la heterosexualidad y aceptar que sí es posible amar a personas de tu propio sexo, porque una ama a la persona por lo que es, no por lo que tiene entre las piernas. Hace poco una mujer se me declaró de una manera muy bonita. Entonces, en vez de asustarme y decir: "Uyuyuy, soy heterosexual y no me meto en eso", me sentí halagada al saber que esa mujer me quería.
* Una vez dije en una entrevista que yo admiraba a las personas bisexuales y lesbianas porque ellas podían escoger a su alma gemela entre toda la humanidad y no sólo entre una mitad. Entonces, la gente pensó que yo misma era lesbiana y me empezaron a discriminar. Defenderme, tratar de explicar que soy heterosexual hubiera sido como decir: "Pobrecitas las lesbianas, no hay que culparlas, pero, por favor, no me mezclen, yo sí soy correcta, soy normal..." Sería traicionar a la alianza que yo he decidido hacer.


Cómo quisiéramos que sea la relación ente lesbianas y heterosexuales
Hablan mujeres lesbianas, bisexuales y heterosexuales.

* Me gustaría que todas seamos consecuentes con nuestro propio discurso. Si nos unimos en la diversidad, aceptemos esta diversidad pero de corazón y no sólo de la boca para fuera.
* Que haya mayor articulación del movimiento lésbico dentro del movimiento de mujeres y que todas nos apoyemos.
* Que las mujeres heterosexuales se den permiso detener amistad con las lesbianas, para darse cuenta de que antes que nada somos mujeres y compartimos los mismos problemas y desafíos que las demás.
* Que todas seamos sinceras con nuestros miedos y prejuicios. A veces nos callamos las cosas porque nos da pena no estar a la altura del discurso que manejamos. Entonces, por no hablar de lo que realmente sentimos, no trabajamos nuestros temores.
* Que la preferencia sexual deje de importar y sea vista como el color de los ojos: una los tiene negros, otra azules, la tercera verdes, y todos los colores son bonitos.


Desconozco la autoría de este escrito, pero creí oportuno difundirlo por lo interesante de las exposiciónes. Si alguien es la autora o conoce a la autora, tenga a bien hacermelo saber por e-mail para dar los créditos que correspondan.

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