Recuerdo que empecé a sentir una fuerte atracción por las mujeres cuando estaba en el colegio, que era sólo de chicas. Una compañera de curso, de mirada coqueta, pelo bonito y una voz de diosa, me hizo ver que en realidad los hombres me daban igual y que me gustaba mucho que ella (o cualquier chica) me dijera que le parecía atractiva vestida de chico. Después me gustó recibir cartas anónimas en el casillero, de parte de otra chica, y así sucesivamente.
domingo, mayo 13, 2007
El otro Show
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