Como decimos muchas veces, no hay una sola salida del clóset/armario o coming out para las multitudes del colectivo arcoirisiano al que pertenezco por puro deseo y orgullo, y a veces rabia. Cada tanto nos topamos con alguien/es con quien debemos sincerarnos para continuar con nuestra vida activa y a la luz, dejando atrás la doble vida.
A mí, como a muchas de mis co-blogueras lesbianas, me han sucedido salidas del armario de todo tipo: forzadas, con buena onda, o directamente desastrósicas, de todo un poco, bah…
Sin embargo, cuando por mediados de los 90 decidí que sería un ser político y ejercería mis derechos, los que iba internalizando paulatinamente, a medida que iba reconociendo las discriminaciones de las que había sido objeto durante mi corta vida, y para ello dejaría de vivir en la mentira, eso se tradujo en que tuviera que mostrarme tal como soy con todo el mundo.
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