miércoles, mayo 23, 2007

Elsa Gidlow

Para la deidad distinguida

He despojado de las calles bulliciosas
He sustraído a una hermosa muchacha de su deslucidos sueños
La he robado para un sacrificio
Que le ofreceré a esta noche

La he traído entre sus risas
A mi sosegado jardín de ensueños
Porque lo que ahí será hecho
A ningún hombre le pido perdón

Despejo el rouge de sus mejillas
Limpio el negro maquillaje
de sus pestañas; suelto su cabello
Descubro sus estremecidos miembros

Deshojo rosas salvajes; las esparzo sobre ella
Las espinas entre nosotras aguijonean como una pena de amor
Su carne amarga y salada para mi lengua
La saboreo con besos interminables, una y otra vez

Al amanecer la dejo
Durmiendo en mi jardín despierto
Porque lo que allí se ha hecho
A ningún hombre le pido perdón




Devota del amor

Muchos te han amado con dedos y con labios
Y han reposado a tu lado hasta que la luna desapareciera
Muchos te han traído regalos de amante
Y muchos han dejado sus sueños en el portal

Pero yo que soy joven entre tus amantes
Vengo como una devota para adorarte
Mi pasión ansiosa refrenada por la cortesía
Mi corazón como predicador que se ha quedado silencioso

Las candelas del deseo están encendidas
Inclino mi cabeza, miedosa delante de ti
Como una mendiga que clama por su botín
Avergonzada de las pequeñas atenciones que ella me pueda dar.

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