lunes, mayo 21, 2007

AVENTURA ESCARLATA: EL AMOR LESBIANO


Lic. Isabel Monzón
Publicado en Diario Página 12 - jueves 12 de febrero de 1998

"No conozco ningún relato verídico de este tipo de relaciones, ninguno que se haya escrito sin la intención de provocar el regocijo vicioso de los posibles lectores. Tengo la convicción de que, a medida que avanzan las edades y los sexos se van mezclando debido a sus crecientes semejanzas, esas relaciones dejarán de ser consideradas meramente antinaturales y se las comprenderá mucho mejor, no sólo en su aspecto intelectual sino en el físico. La psicología de personas como yo será entonces asunto interesante, y habrá de reconocerse que hay mucha más gente de mi tipo que lo aceptado hoy día en un sistema hipócrita". Autobiografía, Vita Sackville -West

Las palabras de la escritora inglesa, escritas en 1920, anticipan el tema del género e invitan, en su desesperación, a interrogarse acerca de la subjetividad de las lesbianas y sus vínculos.

Es algo muy sabido que la personalidad de Vita fue la fuente de inspiración de Virginia Woolf en su novela Orlando. Conocida como musa, Vita Sackville- West permanece ignorada como sujeto productor de literatura. Narradora y poeta creativa y prolífica, fue autora de varias novelas, entre las que se destacan Los eduardianos, Una pasión concluida y dos excelentes biografías: Juana de Arco y Pepita.

La relación amorosa de Vita y Virginia se extendió durante varios años. Para Virginia ese fue su primer vínculo de pareja con una mujer pero Vita - a pesar de estar casada con el diplomático Harold Nicholson y de ser madre de dos hijos - ya había establecido otros, el más conflictivo con Violet Trefusis. Todas las relaciones de Vita son paradigmas de diferentes formas de vínculos lesbianos aún vigentes, invariablemente atravesados y condicionados por mandatos y prejuicios sociales. Por eso, cuando Vita conoció a Virginia ya se había resignado: el de ellas sería un amor paralelo al matrimonio que ambas seguirían sosteniendo con sus maridos, en los que buscaban refugio y protección.

Vestirse de varón

En la Inglaterra victoriana de principios de siglo no había manera de huir de la mirada crítica y reprobadora de los otros, sobre todo tratándose de dos mujeres de la aristocracia que ponían en jaque mandatos milenarios. Violet Trefusis y Vita sacaron al lesbianismo del "armario" y eso fue - y nadie puede negar que no siga siendo - imperdonable. Refiriéndose a lo transgresor de esta relación, Nigel Nicholson, el hijo de Vita escribe: Nada aparecía en los periódicos, pero Vita y Violet eran muy conocidas y esto resultaba enteramente nuevo: lo inmencionable se hacía mencionable.

Cuando Vita viajó a París con Violet en 1918 - por esa época en París existía un importante círculo lesbiano - se disfrazó de varón y se hizo llamar Julián.. La psicoanalista norteamericana Louise Kaplan, en su libro Perversiones femeninas, diagnostica a Vita de travestista. El travestismo, según Kaplan, es una perversión.. Con la "estrategia especial" de la necrofilia, travestismo, paidofília, etc. el varón perverso "expresa sus deseos femeninos prohibidos y vergonzosos ocultándolos en un ideal de masculinidad". En la perversión femenina sucede algo similar. Como Kaplan relaciona la estereotipia genérica con las perversiones, sostiene la tesis de que éstas son tanto patologías de la identidad de género como patologías de la sexualidad. Según esta concepción Kaplan no solamente va a contramano de los dictámenes del DSM IV, que no incluye al travestismo dentro de las parafilias, sino que, además, en el caso específico de Vita Sackville - West., ni siquiera menciona su lesbianismo. De allí que puede sospecharse de una homofobia solapada: Kaplan le niega a Vita su identidad lesbiana y la encierra en un diagnóstico de perversión. Leyendo la Autobiografía de Vita Sackville-West, y sin quedarse en el contenido manifiesto de sus palabras, como parece hacerlo Kaplan, podemos inferir que si Vita se disfrazaba de varón no lo hacía porque creyese ser uno de ellos sino como una forma de legitimar su lesbianismo. A Vita, entre otras cosas, vestirse de varón la autorizaba a entrar del brazo de Violet a un hotel sin tener que simular que fuesen amigas. En la Inglaterra de Sackville-West era muy común que las mujeres, cuando querían hacer algo que solamente estaba autorizado para los varones, - enamorarse de una mujer, escribir, ganar dinero - se vistieran como ellos. Vita no era ni travestida ni perversa. Como George Sand, como Marlene Dietrich y tan sólo ocasionalmente, vestía ropas de hombre. Hoy sería una aristocrática dama usando smocking en las fiestas y jeans en la informalidad.

Heterosexualidad obligatoria y subjetividad lesbiana

Para referirse al mandato social de una única elección sexual, Adrienne Rich acuñó el término de "heterosexualidad obligatoria". Ni Vita ni su marido, ambos homosexuales, pudieron huir de ella. Seguramente por eso, él persiguió a su esposa a París, para impedir el vínculo con Violet y obligar a Vita a regresar a Inglaterra. Harold la había convencido con un argumento devastador: ella no tenía que sacrificar su reputación y felicidad por una pasión sin destino, por una aventura escarlata. (Este color alude a la letra con la que marcaban a la mujer que se enamoraba de alguien que no era su marido y que llevó en 1850 a Nathaniel Hawthorne a escribir su novela La letra escarlata ).

Vita y Harold volvieron a vivir juntos hasta que la muerte los separó. El acuerdo entre ellos fue que tolerarían sus correspondientes vínculos homosexuales en tanto éstos no hicieran peligrar el matrimonio. La ausencia de deseo entre ellos ya era legendaria. El afecto, en cambio, con el transcurrir del tiempo se fue profundizando, hecho que, por otra parte, rompe con la creencia estereotipada de que el homosexual odia a las personas del sexo opuesto.

Para poder explicar ante sí misma su lesbianismo, Vita decía que ella era uno de esos casos de doble personalidad en el que predominaban alternativamente el elemento masculino y el femenino. (¿Conocería acaso la teoría de Freud acerca de la bisexualidad?). Para Vita vivir su homosexualidad no significó aceptarla. Ella se refería a su dualidad como a una maldición contra la cual no podía luchar. En su Autobiografía confiesa que su personalidad aúna al Dr. Jekill con Mr. Hyde: un aspecto sereno, puro e infantil junto a otro dominante, sensual, casi brutal. Esta segunda característica no era conocida por Harold pero sí por Violet. Inferimos que Vita condenaba la sensualidad porque sólo podía disfrutar sexualmente con una mujer. A su marido, en cambio, no lo deseaba. Siempre refiriéndose a su lesbianismo y después que se viera forzada a cortar su relación con Violet, escribió que su vida era un pantano, un charco, un pudridero. Con dolor, decía, además, que Harold y ella, por su condición de homosexuales, eran parias de la raza humana. Aunque algo los diferenciaba: mientras Harold calificaba al lesbianismo de Vita de confusiones, para ella las aventuras homosexuales de su marido eran diversiones. El prejuicio en relación a las diferencias entre varones y mujeres trasciende aquí el tema de homosexualidad - heterosexualidad: lo que para el hombre es una diversión permitida, para la mujer es una confusión condenada.

En lo que respecta a los dos hijos varones nacidos en esta singular familia homosexual, ambos fueron heterosexuales. La distante condición maternal de Vita fue compensada por Harold, que fue un padre tierno y muy presente.

Vita y Virginia

El modelo de relación que se dio entre Vita Sackville -West y Virginia Woolf también es paradigmático. Hay muchas mujeres que, casadas en matrimonios heterosexuales, tienen amantes mujeres. Algunas pueden separarse del varón y atreverse a vivir a pleno su lesbianismo, otras necesitan dejarlo en las sombras

La particularidad de la relación amorosa entre Vita y Virginia fue que, mientras duró, ellas fueron más creativas que nunca. Gracias a Vita, Virginia descubrió el placer de la sexualidad. Gracias a Virginia, Vita creció como escritora. Pero a Vita le costaba ser fiel. Atravesada por los roles de género, se identificó con el rol del varón al cosechar amantes mujeres. Esta identificación le posibilitaba seguir cumpliendo parte del mandato, ya que el matrimonio con Harold era su única relación permanente. A pesar de esto, y roto el vínculo de pareja con Virginia, siguieron siendo amigas hasta que la muerte elegida por ésta las separó, en aquella primavera inglesa de 1941.

La correspondencia entre Vita Sackville- West y Virginia Wolf es, como dice Louise DeSalvo, uno de los grandes dúos de amor de las cartas contemporáneas. La obra de teatro protagonizada por Leonor Benedetto y Elena Tasisto da prueba de ello.

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