viernes, mayo 25, 2007

Hasta el amanecer 5














CAPITULO V

Dejó el bolígrafo y guardó la carta en el cajón, su tío la llamaba.
- Lucía ¿ya estás aquí?, mira, sube al faro y si ves a Eva le dices que te ayude a cambiar la lente, ésta está ya demasiado rota.
- De acuerdo tío.
- Y anima esa cara mujer, que es verano.
- :D... claro, dentro del faro hace fresquito, quién lo diría.
Los peldaños eran silenciosos, casi no se oían las pisadas a pesar del eco de las paredes, la barandilla, recién pintada lucía un brillo a nuevo dentro de todos aquellos años que el tiempo había tejido en telarañas en el techo. Arriba estaba Eva.
- Hola
- Hola
- Te fuiste sin decir nada
- ........
- Saliste corriendo... no lo entiendo.
- ... no lo hagas. - una gaviota se sumergía en el mar picado - Sería que me agobié un poco... pero ya te digo que no tienes que entenderlo.
- No; pero somos amigas ¿verdad?, si Luis se puso pesadito...
- No fue Luis.
- Es así, dice lo primero que le viene a la cabeza, se entusiasma el solito pero es buena gente.
- Ya te digo que no es por él.
- ¿Entonces por qué es?
- Por nada.
- Ahh... nací ayer ¿sabes?
- ¿Qué quieres que te diga? Me sentía mal y me fui a mi casa, la fiesta siguió y todos hicimos lo que queríamos hacer. No sé por qué le das tantas vueltas, no sé por qué buscas cosas donde no las hay... que yo sepa tampoco fue una pérdida tan irreparable.
- ¿Qué busco cosas donde no las hay?... joer, Lucía, no fui yo quien desapareció echando leches como si fuera visto un fantasma, eso es decir las cosas como son y al pan pan y al vino vino como decía mi abuela... :D... Además de que me estás hablando como si yo tuviera la culpa de algo.
- Pues entonces déjame, déjalo, ya está ¿no?... estoy algo borde, lo sé. Lo sé. - se pasó una mano por el pelo -.
- Si, pues tú lo sabrás porque yo no me entero de nada. Primero coges, te pones a bailar con él y todos nos lo estamos pasando tan bien, vienes, me buscas, nos ves a Marta y a mi y te vas dejándonos allí alucinadas a las dos - negó con la cabeza - me parece que allí en Madrid nos os enseñan mucho sentido común.
- Ya
- Ya... (suspiró) bueno, ¿bajaras luego a la playa o tampoco?
- Ja... si claro, bajaré luego. Nos vemos.
- Vale.
- Eva
- ¿Qué?
- ...no, nada.
- Entonces hasta luego.
- Hasta luego.
Al atardecer le decían crepúsculo, a Almería la ciudad de la luz. La arena reflejaba el sol en cada poro, ahora ya perdiéndose por el oeste entre nubes rojas por el viento que haría al día siguiente y juegos de colores verde y azules. Lucía sentada encima de su camiseta levantaba de vez en cuando la mirada, el lápiz en sus manos se movía rápidamente dejando trazos como sirenas y claroscuros como velas. No oyó a Eva hasta que se sentó a su lado y sin decir nada se quedó pensativa mirando la acuarela del horizonte y después su dibujo.
- Es precioso, no sabía que también pintabas, eres toda una artista.
- Gracias. Pero no soy yo, es este paisaje que te llega... te recuerda a esos dibujos fantásticos con castillos y atardeceres interminables, interminablemente rojos, interminablemente llenos.
- Yo nunca supe dibujar tan bien, llevo toda mi vida aquí desde que era una cría y nunca lo miré así pero tu has llegado y lo has llenado de poesía.
- :D... gracias; si, la verdad es que es precioso.
- Pero no es lo único bonito que hay aquí - lo dijo de una forma especial, nunca la había mirado como lo hacía en aquel momento, era casi como si estuviera a medio camino entre ese lugar y una esquina de su imaginación que sólo ella veía -.
Lucía firmó el dibujo, echó un último vistazo y se lo tendió.
- Así siempre tendrás un recuerdo mío.
Hizo un ademán de cogerlo, justo antes de levantar la mano la dejó quieta y bajó los ojos, parecía que estuviera hablando consigo misma. Se había hecho silencio, las olas lamían eternas la playa con ellas dos solas, dos sirenas encontradas por la suerte de algún destino despistado. Levantó la mirada y cuando lo hizo sus ojos tenían un brillo especial, distinto, cogió el lápiz y mordiéndolo suavemente dijo:
- Píntame. Píntame a mí.
- ¿A ti?... no es lo mismo un retrato que un paisaje.
- No te pido un retrato, quiero decir, no quiero una foto o algo así. Quiero que me pintes, que me pintes como tú me ves, aquí, en esta playa, ahora. Quiero guardar este momento de tu mano.
- Mmmm... está bien. Ponte ahí, si ahí. Quédate... quédate mirando al mar, así, muy bien. No, relájate, quédate con la mirada perdida... si... Dios, qué guapa eres.
Eva sonrió halagada, esto es lo más cercano a acariciarla que haré nunca, pensó Lucía, es casi como si el lápiz la acariciara en el papel, la cara, el cuerpo, los labios... uff, estoy a punto de derretir la punta.
Empezó a trazar los contornos suavemente, situar la perspectiva le llevó un par de minutos junto con pensar cómo pondría la luz. Soslayó por encima los tonos del mar y el perfil de Eva, cuando comenzó a dibujarla la mano le temblaba un poco. Perfiló sus hombros, la línea de su espalda, la curva de su pecho, la silueta de sus piernas cruzadas... a cada línea que surcaba el papel, a cada mirada que levantaba, notaba como se iba sintiendo llena de una calidez que era mitad nerviosismo y mitad sencilla satisfacción. No era la primera vez que se detenía a mirarla en profundidad pero sí la primera que lo hacía sabiendo que ella lo sabía; esa sensación era... pero no tenía palabras para expresarlo, estaba al borde entre seguir callada y acercarse a ella y besarla interminablemente, tan profundamente que le llegara al corazón y al alma. Sentía una creciente excitación de todos sus sentidos que le llevaba a flotar en esos instantes que quería que no terminaran nunca y a la vez que se estiraran lo suficiente para cogerla de la mano y hacer realidad su sueño.
Terminó el dibujo, lo volvió a firmar y escribió algo detrás, se levantó y se lo tendió por segunda vez.
- Espero que este si lo guardes contigo.
- A v... Lucía, es genial... - se puso de pie y le dio un beso en la mejilla - Gracias, te prometo que nunca olvidaré este verano, esto es especial para mí... porque tú también lo eres.
- Oh... espera a ver la dedicatoria, :D... pero tú eres mil veces más guapa de lo que ningún dibujo puede mostrar... tú sí que eres inolvidable. Y na, que me tengo que ir ya... mi tío llevará dos horas buscándome por todo el pueblo, :D. Me dijo que fuera antes de que anocheciera a ayudarle con no se qué y mira que hora es... Hasta luego.
Sin darle tiempo a contestarle se fue hacia las tablas que cruzaban la arena, cuando estuvo segura de que no podía verla se llevó una mano a la mejilla... me ha besado, pensó, me ha besado.
Eva siguió con la vista a Lucía hasta que ésta desapareció y entonces dio la vuelta a la hoja.
"Para la sirena en tierra que una noche me enseñó que las estrellas más bonitas son las de sus ojos. Aquí está mi alma, en este mar, en estos trazos... Eterna como tu mirada en mi corazón.
Lucía"
Abrió la boca para decir algo, miró hacia donde se había ido y sin pensarlo acarició su letra. Un pensamiento se elevó a la noche, un pensamiento que era el suspiro enamorado que deseaba que sus sueños se hicieran realidad, que aquello que llevaba tanto tiempo sintiendo no fuera una locura, y que aquello que sus dedos recorrían, fueran algo más que palabras.

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