domingo, mayo 13, 2007

Kids

Normalmente mis días son intensos. Lo tienen todo. Completamente todo. Desde risas hasta llantos, pasando por emociones fuertes y momentos lánguidos, es vivir en 24 horas todo lo que puede vivirse en un mes. Me lo han dicho y he creído completamente, porque se siente así hace años…

Fuera de mis llantos, mis monólogos entrecortados y mis paredes derrumbándose, ayer pasó algo que no me había pasado antes y que me hizo sonreír irónicamente por bastante tiempo. De un momento a otro, se me ocurrió la brillante idea de mirar por sobre su hombro. Así fue cómo me encontré con diez pares de ojos que miraban atentos todos mis movimientos y los suyos. Creo que estimando un promedio sin mucha certeza, la edad de ellos no superaba los ocho años. Fuimos el centro de su atención por muchos minutos silenciosos, hasta que uno de ellos gritó con toda la voz de un niño: “¡Lesbiana!”.

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