sábado, mayo 19, 2007

Despojos de la noche definitiva



"son muchos arcos los que cruzan el mar
adonde todos guardan su rosa...
algunos arcos nunca cruzan el mar
ya no espero... yo voy para allá..."

Con su mirada en cualquier lugar, menos en el tuyo; pasó la noche remoloneando entre los cuerpos femeninos de tus amistades que no quisieron tocarlo porque sabían que era tu propiedad... que alguna vez intentaste que fuera de tu propiedad.

Pasaste la noche ensayando pasos felinos que, para tu entender, eran irresistibles y tramarían una red inatravezable donde tu presa caería sin control y se prendaría de tus maravillas (aún inadvertidas) para siempre... Jugaste a la mujer fatal a pesar de tu ingenuidad infantil que lo único que logró fue desenmascararte aun más, dejándote vulnerable como un recién nacido, como un enamorado alcoholizado... expuesta a un sinfín de burlas y jugarretas, que si bien no asistieron a la velada; las sentiste tan desgarradoras como tu propia vergüenza.

Hasta te vestiste con luces para lo que sería una ceremonia perfecta donde la manzana de la discordia no podía haber existido pues todo el encanto era tuyo, toda la atención era tuya; la belleza, el carisma, la magia, todo era tuyo... menos su corazón. Y ya de por sí, tus juegos y tus partidas se desvanecían como torres de papel, como ráfagas de felicidad; haciéndote sentir insuficiente para su dicha, incapaz de esbozar siquiera un dejo de versatilidad.

Todo el montaje era tu reino, tu trono... tu título estaba siendo iniciado y todas las miradas se referían a tu esplendor, a tu candor... Sin embargo, tu vida se vació en un amargo tramo, tus gemas se convirtieron en trivialidades ausentes, tus luces te parecieron tan irremediablemente inservibles, tus sueños afanosamente imposibles...

No solamente tu vida se sintió desmoronarse, sino que tu alma se esforzó tan estúpidamente en desbordar tu amor en su corazón, que hasta la felicidad te pareció absolutamente absurda.

Apuntaste tus penas en la agenda de tu oscuridad y mientras su sombra se alejaba de la mano de tu más querida conocida, te sacaste los zapatos asombrados de tanto baile y caminando río arriba; tu imagen se perdió en los tristes parajes del boulevard...

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